domingo, abril 23, 2006

"Miss Tabasco"


Jaime Sánchez Susarrey

A Ernesto Peña.

-¿Tu nombre?

-Manuela López, Joaquín. Nací en Tabasco hace 18 años en un municipio pobre, pero muy orgulloso que colinda con Macuspana.

-Y dinos, Manuela, ¿qué se siente ser finalista en el concurso Miss México?

-Ay, Joaquín, ¿qué te puedo decir? Estoy muy emocionada, pero al mismo tiempo me doy cuenta de la enorme responsabilidad que esto significa.

-Manuela, hay una cosa que me sorprende: hablas sin acento; no te comes las eses.

-¡Joaquín! Claro que no. Pero antes de continuar déjame decirte que mis amigos me dicen Manuelita y yo te considero mi amigo. Y claro que no hablo con acento ni me como las heces. Perfeccioné mi dicción en Lucita te Capacita. Por eso hablo tan... propiamente.

-Y sí, Manuelita, si uno no supiera que naciste en un municipio que colinda con Macuspana, jamás se daría cuenta de que eres tabasqueña.

-¿Verdad?

-Sí, Manuelita, realmente es notable. Pero dinos, ahora que estás en la final, ¿qué piensas de tu contrincante?

-No gran cosa, Joaquín. Yo sé que tiene todo el apoyo de los organizadores del concurso, pero no va a ganar. Una moreliana jamás se impondrá sobre una tabasqueña. Tenemos siglos de historia, Joaquín. ¿Tú sabes que la Malinche era de Tabasco?

-Sí, claro que lo sé.

-Pues ahí está, yo soy indestructible e invencible.

-¿Indestructible e invencible?

-Sí, Joaquín, así como suena. Es más, déjame contarte una anécdota. Cuando tenía 15 años fui a nadar a unas cascadas en Chiapas. Era una excursión del colegio. La monja nos advirtió que no nos metiéramos al agua porque las corrientes son muy traicioneras...

-¿Y?

-Y, pues nada. Yo me tiré al agua y repentinamente me jaló la corriente. Estuve a punto de ahogarme. Nadie me ayudó. La monja les advirtió a mis compañeras que se ahogarían. Hubo un momento en que desfallecí y pensé que iba a morir. Pero entonces escuché una voz, no sé de dónde venía, pero fue muy clara: no puedes morir aquí, decía, me decía, no puedes morir aquí porque tienes una misión que cumplir y entonces recuperé mis fuerzas y logré llegar hasta la orilla. Apenas podía respirar. Mis compañeras y las monjas no lo podían creer... ya me daban por muerta.

-Pero, ¿y cuál era la misión?

-No era, Joaquín, es. Porque entonces supe con una claridad absoluta que un día sería Miss México. Y también supe que era indestructible.

-Caray, Manuelita, me impresionas. Pero no crees que lo que dices es muy arriesgado. Mucha gente puede pensar que eres una iluminada y que no estás del todo en tus cabales.

-Mira, Joaquín, que piensen lo que quieran. Yo soy una mujer de convicciones y principios. No me voy a callar ni a doblar. Y, sobre todo, no voy a ser una Miss México a modo. Voy a luchar y a cambiar todo lo que haya que cambiar.

-Muy bien, Manuelita, ahora dime: ¿cuáles son tus lecturas preferidas?

-Dos, Joaquín, son dos: La biografía de Juárez de Justo Sierra y un Proyecto Alternativo de Nación.

-¿Perdón?

-Sí, Joaquín, supongo que te extraña que haya incluido El Proyecto Alternativo de Nación, pero déjame decirte que es una de las mejores prosas que he leído en toda mi vida. Es un libro ágil, concreto e incluso divertido, pero por encima de todas las cosas está muy pero muy bien escrito.

-Caray, Manuelita, me impresionas de nuevo. Y digo de nuevo, porque tu biografía es muy polémica. El año pasado perdiste el concurso Miss Tabasco y organizaste una serie de protestas. Se dijo incluso que marcharías a la Ciudad de México para denunciar un fraude.

-Sí, Joaquín, es cierto: estuve a punto de hacerlo. Y también es cierto que fui víctima de un fraude y de un complot.

-¿De un complot?

-Sí, Joaquín, de un complot. Mira, yo soy una mujer muy bella, pero mi belleza es muy mexicana. Soy morena y en mí se ven representados millones y millones de mexicanas y mexicanos. Y eso resultó inaceptable...

-¿Inaceptable? ¿Para quién?

-¡Cómo que para quién, Joaquín! Para los de arriba, obviamente. Para Televisa y los grupos de poder que nos dominan. Ellos no pueden admitir ni soportar que una belleza mexicana, como yo, sea un día Miss México.

-Pero, Manuelita, tenemos ya un antecedente: Lupita Jones, que es morena, no sólo fue Miss México, fue Miss Universo.

-Ay, Joaquín, ahora el que me sorprende eres tú. No seas ingenuo: Lupita lleva en su apellido la penitencia y no sólo eso. Recuerda el contexto en que ganó: Salinas de Gortari, el Innombrable, era el presidente de la República. Sólo un ciego o un tonto (perdón, Joaquín, no quise insultarte) no ve lo obvio: el Imperio le regaló a Salinas la corona de Miss Universo por todas las concesiones que le hizo a los Estados Unidos. El secreto de toda esa vaina, como dicen los colombianos, está en la conspiración neoliberal.

-Lo que dices, Manuelita, es muy polémico. Pero déjame preguntarte ahora lo que piensas de una serie de personajes. ¿Salinas de Gortari?

-El Chupacabras.

-¿Carlos Ahumada?

-Judas Iscariote.

-¿René Bejarano?

-Víctima.

-¿Vicente Fox?

-Con todo respeto, la chachalaca mayor.

-¿AMLO?

-Un rayito, rayo, rayote de esperanza.

-¿Jesús?

-¿Cuál Jesús? ¿Ortega?

-No, Jesús de Nazareth.

-Fue perseguido, insultado y calumniado como Andrés Manuel.

-Y ahora pasemos, por último, a una serie de preguntas de cultura general...

-No, Joaquín, no.

-¿Cómo? ¿Te niegas a responder?

-Sí, Joaquín. Mira, no lo hago por mí. Yo soy Manuela López y ya, pero represento la esperanza y la voluntad de millones de mexicanas y mexicanos. Y eso no lo puedo poner en riesgo. No es por mí, es por ellos.

-Caray, Manuelita, me sorprendes de nuevo.

-Sí, Joaquín, y más te voy a sorprender cuando sea Miss México. Gracias.

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Fecha de publicación: 22-Abr-2006

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