María Amparo Casar
El Tribunal Electoral metió en un brete al IFE al ordenarle que se definiera respecto a la queja interpuesta por la coalición Por el Bien de Todos en contra de los spots del PAN en los que se acusa a López Obrador de endeudar a la ciudad, de permitir los delitos de Ponce y Bejarano y de ser un peligro para México.
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La pregunta más evidente es si López Obrador no se pasó toda su gestión como jefe de Gobierno y ahora como candidato incurriendo en este tipo de conductas. ¿No ha calumniado, injuriado, y difamado al presidente Fox y a su esposa, a sus adversarios, al gobernador del Banco de México, al ex presidente Salinas, a Roberto Hernández, a los ministros de la Suprema Corte de Justicia y a los propios consejeros del IFE?
¿Decir que López Obrador endeudó a la ciudad es una calumnia pero decir que la administración de Fox empobreció al país no lo es? ¿Afirmar que AMLO es un peligro para el futuro de este país es una difamación, pero decir que si vuelve a elegirse al candidato de Acción Nacional, México seguirá por la ruta de solapar los privilegios y gobernar para los ricos no lo es? Decir que AMLO permitió los delitos de Ponce y Bejarano va en contra de la ley, pero decir que Felipe Calderón participó en el Fobaproa no?
Y, Roberto Madrazo, ¿no ha cometido los mismos pecados cuando ha denostado a sus adversarios, acusado al Presidente de represor, a AMLO de intolerante y a sus mismos correligionarios de corruptos?
Si vamos a juzgar, utilicemos usemos la misma vara. Si no, limitémonos a tutelar la libertad de expresión con el único límite de no invadir la privacidad e intimidad de las personas y de poner en peligro la estabilidad de las instituciones.
Fecha de publicación: 24-Abr-2006
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